Después de la operación Orión, la Comuna 13 de Medellín experimentó una transformación trascendental que fue más allá de los cambios físicos evidentes, adentrándose profundamente en el tejido social y cultural de la comunidad. Aunque la operación tenía como objetivo principal restablecer el orden y la seguridad en una zona marcada por la violencia y el crimen organizado, sus repercusiones se expandieron mucho más allá de las intervenciones policiales.